Síndrome de abstinencia, ¿qué es y qué conlleva?
Tras dar el primer paso, tras admitir que se tiene una adicción, se inicia el camino hacia la recuperación, uno que no está libre de obstáculos. Uno de los primeros que debe sortearse (y tal vez uno de los más difíciles) es la desintoxicación.
Durante este necesario proceso muy probablemente el adicto se encuentre con el síndrome de abstinencia, uno de los principales obstáculos en la rehabilitación de adicciones.
La desintoxicación, algo necesario
La desintoxicación y el síndrome de abstinencia no son la misma cosa, pero sí se relacionan. Su objetivo de esto es que una persona con adicción a una sustancia tóxica suspenda su consumo de manera rápida y segura. Esto incluye la abstención al alcohol, medicamentos, marihuana, cocaína, heroína o cualquier otra clase de sustancia psicotrópica.
Una correcta desintoxicación conlleva la abstención del consumo, así como un acompañamiento psicológico y psiquiátrico, esto con el objetivo de aumentar las probabilidades de una recuperación eficaz y de combatir de mejor manera el síndrome de abstinencia, una consecuencia directa y común de la suspensión del consumo.
¿Qué conlleva el síndrome de abstinencia?
El síndrome de abstinencia se presenta cuando una persona con una adicción suspende el consumo de la sustancia adictiva. Este se produce debido al efecto que tienen sobre el cerebro y el sistema nervioso ciertos componentes de las sustancias adictivas. Cuando existe un consumo constante, el organismo se adapta a su presencia, modificando sus procesos. Por ello, el cerebro cree que solamente con la ayuda de estas sustancias puede funcionar adecuadamente.
Cuando se suspende el consumo, la sustancia deja de estar presente y el cerebro, al haberse acostumbrado a ellas, no realiza sus funciones de manera correcta, lo que se deriva en diversos síntomas tanto psicológicos como fisiológicos.
La abstinencia no siempre se va a presentar de la misma manera ni con la misma intensidad, ya que esto dependen de el tipo de sustancia y el tiempo que se ha consumido. Así, dependiendo de la sustancia y de la intensidad de la adicción se presentarán síntomas diferentes, los cuales suelen ser:
- Alcohol: escalofríos, temblor, debilidad, náuseas, cefalea y deshidratación.
- Nicotina: deseo de fumar, irritabilidad, tensión, dolor de cabeza, somnolencia o insomnio, problemas de concentración y aumento de apetito y de peso.
- Narcóticos como morfina, heroína y opio: respiración agitada, bostezos, flujo nasal, sudoración, lagrimeo, sensación de alerta, hiperactividad, fiebre, aumento del ritmo cardíaco, pupilas dilatadas, dolor muscular, pérdida de apetito, dolor abdominal y diarrea.
- Ansiolíticos: debilidad, malestar general, temblores depresión, deshidratación, insomnio, delirio y alucinaciones.
- Anfetaminas: cansancio y somnolencia, o inquietud y nerviosismo, depresión, delirios y alucinaciones.
La abstinencia es difícil, pero necesaria
Aunque este sea un proceso muy desagradable, la abstinencia y el síndrome que conlleva es algo indispensable para que el adicto pueda comenzar a recuperarse de su adicción.
Para ello, es necesario dejarle en claro a la persona todos los síntomas que va a experimentar, así como darle la seguridad de que este es un proceso que no enfrentará sola. El apoyo, tanto clínico como familiar, es crucial para obtener buenos resultados y disminuir las posibilidades de una recaída.
La psicoterapia le ayudará al paciente a identificar y controlar las situaciones que puede esperar de un síndrome de abstinencia. Además, se le brindará apoyo por medio de medicamentos que han demostrado ayudar a reducir los síntomas negativos.